10.6.07

Todos podemos ser el monstruo

Ese hogar estuvo en sueños, natita. El mundo bueno que nunca existió y siempre nos enseñaste con tus manos a la hora de rezar el padre nuestro. Sí natita, todas las cosas tienen mucho de ti, aunque nadie más lo note, aunque cada uno se salve del dolor a su manera diciendo que ya te tocaba morirte, por vieja, y hay que conformarse con eso.

Pero sabes natita, nadie se dio cuenta que cuando te rezaban en la casa de Tacho, pude mirarte cruzar el patio y se callaron los perros, porque reconocían eras la única que les daba agua a las seis de la mañana y les bajaba la lámina cuando el cielo se caía con sus gotas gordas de lluvia.

Comencé a extrañarte desde esa tarde en que nos dijeron te irías pronto y todas las noches la luz de tu ventana se apagaba más temprano y comías menos, y tenía que ayudar a la abuela y a mamá a hacerte la comida pedacitos. De ti aprendí el mundo de los sueños natita, que en esta tierra los hombres vuelan, persiguen los pájaros, se vuelven santos, porque aunque no sabías leer me relatabas la vida con tu ingenio de mamá grande.

Desde que tú no estás el patio dejó de darnos frutos, las aves parece que saben ya no estás en cuerpo porque no vienen a cantar temprano. La camioneta vieja que nunca quisiste se vendiera, sigue ahí, con todo ese olor a acero antiguo que te recordaba algún secreto que nunca supimos. El recipiente de peltre fuente de espíritus, tu falda eternamente negra, el escapulario. Todo sigue ahí. Las mañanas calurosas en que corrían a verte para que fueras la partera y fueras un poco la madre de todos es lo que ya no se repetirá jamás.

Es cierto natita, eras sabia, enérgica, y al final tan tenue, como un dolorcito que se sobrelleva en algún lugar y puede ser la costilla, el estómago o la espalda, pero es la vida entera la que está doliendo y que ya se va. Te extraño natita, pero ya dejé de ser niño para decírtelo llorando. Te extraño y cuando veo tu foto de bisabuela buena se me encoge el corazón y recuerdo las direcciones poderosas que inculcaste, la habitación donde ningún milagro te salvo del cáncer, vieja linda.

El mundo desde que te fuiste cambio tanto, pero siempre tuviste razón, siempre. Todos podemos ser el monstruo si nadie nos toca el corazón. Haz tenido razón natita, al final de la vida siempre estamos solos.